Crónica de The Stems + Sid Griffin en Bilbao: El rugido de las antípodas
El pasado sábado, la sala Bilbao Arena se vistió de gala para recibir a dos de los pesos pesados del rock alternativo: The Stems, originarios de Australia, y Sid Griffin, el carismático líder de los legendarios The Long Ryders, que trajo consigo la esencia de la música americana. La mezcla de estilos y la energía desbordante de ambos artistas prometían una velada inolvidable para los amantes de la música en vivo en la capital vizcaína.
Desde el momento en que The Stems subieron al escenario, el público supo que estaba a punto de vivir una experiencia extraordinaria. La banda, conocida por su sonido jangle pop que combina melodías pegajosas con guitarras crujientes, no decepcionó. Con un repertorio que abarca grandes éxitos como “At First Sight” y “Tears Me In Two”, los australianos no tardaron en conquistar a los asistentes. La voz de Dom Mariani resonaba con una fuerza renovada, mientras que el resto de la banda mantenía una química palpable que se trasladaba a un público entregado.
El sonido de The Stems, aunque fuertemente influenciado por el rock de los 60, tiene su propia identidad, y cada acorde ejecutado hizo eco de la historia del rock en sus múltiples facetas. La energía se palpaba en el ambiente, creando un vínculo entre los músicos y los fans, que disfrutaban cada riff y cada estribillo como si fuese un himno de su juventud.
Tras su actuación, el escenario se preparaba para la llegada de Sid Griffin. El músico, que ha sido un referente en la fusión del rock alternativo y country, aportó una perspectiva única a la noche. Con su característico sombrero y su guitarra en mano, Griffin se adentró en un set que combinó temas de su carrera en solitario con algunas joyas de The Long Ryders, como “Looking for Lewis and Clark” y “Run Dusty Run”. Su estilo narrativo y sus letras cargadas de imágenes evocadoras cautivaron a todos los presentes, quienes se unieron en coro durante los momentos más memorables de su actuación.
La interacción entre Griffin y el público fue especial. Con su sentido del humor y su encantadora forma de contar historias, logró crear un ambiente cálido y cercano, donde cada asistente se sentía parte del espectáculo. Las anécdotas sobre sus viajes, las historias de sus influencias musicales y su amor por Bilbao hicieron que la conexión fuera aún más profunda.
El final de la velada fue una explosión de energía, con ambos artistas sobre el escenario compartiendo riffs y sonrisas, uniendo sus estilos en un poderoso cierre que dejó a todos los asistentes con ganas de más. La combinación del rock australiano de The Stems y el folk-rock de Sid Griffin fue un deleite para los sentidos, un recordatorio de que la música tiene el poder de unir culturas y generaciones.
En resumen, la noche en Bilbao fue un verdadero rugido de antípodas, donde dos mundos musicales se entrelazaron en una celebración vibrante de la creatividad y la pasión. Los asistentes regresaron a casa con recuerdos imborrables, sabiendo que habían sido parte de una experiencia única que no se olvidará fácilmente. La música sigue siendo un lenguaje universal, y en Bilbao, ese lenguaje resonó con fuerza.